Preguntas y respuestas
La rosa de medianoche

1) Ya ha comentado en ocasiones anteriores que suele ser un lugar o un edificio lo que siembra la semilla de sus novelas. ¿Cuál fue su inspiración inicial para este libro?
India siempre me ha fascinado por sus distintas culturas y sus paisajes variados. De hecho, el país en su conjunto constituye un tapiz tan vívido e intenso que proporciona de manera natural el tipo de telón de fondo colorido y exótico sobre el que tanto me gusta escribir. Además, tenía una vaga idea de que mis antepasados habían vivido en India a principios del siglo anterior, aunque no sabía nada más sobre ellos cuando comencé a escribir el libro… Es mi novela más ambiciosa hasta la fecha, y cuando la empecé, ¡no sabía dónde me estaba metiendo!

2) Sus descripciones de India son vívidas en extremo. ¿Cómo llevó a cabo la investigación del entorno para hacerlo tan realista?
Leí absolutamente todo lo que conseguí encontrar acerca de las localizaciones y de los personajes reales que vivieron durante los últimos días del Raj británico. También vi innumerables películas y rastreé internet en busca de información. A partir de ahí comencé a formarme una idea en la cabeza respecto a dónde debía empezar la historia, y fue entonces cuando me subí en un avión y me trasladé a Yaipur y Bombay. Visité el palacio de la Luna y me alojé en el palacio Rambagh antes de poner rumbo al norte del país para ver Koch Bihar. La realidad de la India moderna me provocó un gran choque cultural. Es un país lleno de contrastes. La belleza del paisaje, con sus templos y palacios deslumbrantes, está emparejada con las enormes privaciones que sufren muchos de los seres humanos que viven allí, y eso ha tenido un impacto duradero sobre mi persona. Solo cuando has experimentado el ruido, el calor, el polvo y la intensa claustrofobia del exceso de habitantes —muchos de los cuales viven en la calle—, puedes comenzar a comprender el abismo que aún separa a ricos y pobres. Quería tocar ese tema en la novela, contrastar la ingente riqueza del marajá y la maharaní de Koch Bihar con las carencias que experimentan tantos otros.

3) ¿Astbury Hall es puramente ficticio o, por el contrario, está basado en alguna casa señorial concreta que haya visto o visitado?
Astbury es una amalgama imaginaria de varias casas señoriales, aunque a la que más se parece es al castillo Howard, en Yorkshire, que se ha utilizado como escenario tanto para la serie de televisión como para la reciente versión cinematográfica de Retorno a Brideshead. ¡También he tenido muchas experiencias a la hora de alojarme en habitaciones heladas, llenas de corrientes y con las tuberías viejísimas cuando he pasado fines de semana en las casas señoriales de mis amigos! De manera que sentí mucha lástima por Rebecca cuando llega a Astbury Hall por primera vez, acostumbrada como está a su ultramoderno apartamento neoyorquino de cinco estrellas, repleto de todo lujo material que el dinero puede comprar. A pesar de que estas grandiosas casas viejas son preciosas vistas desde el exterior, eso no quiere decir que sean, necesariamente, hogares cómodos. Yo vivo en una mansión vieja en Norfolk donde hasta la última tabla del suelo cruje de manera inquietante y el aire acondicionado entra por el hueco de cinco centímetros que queda entre las ventanas georgianas originales y los marcos.

4) En el libro, varias relaciones exploran las dificultades de salvar la distancia existente entre culturas, clases sociales y niveles de riqueza. ¿Cree que la sociedad ha cambiado sus actitudes en comparación con el mundo en que creció Anahita?
Al menos en el mundo occidental, yo diría que sí, que las actitudes han cambiado. Hoy en día son pocas las personas que se inmutan ante la presencia de un matrimonio de raza mixta. Por suerte, el sistema de clases británico es mucho menos rígido que en los tiempos de Donald Astbury. Creo que el dinero y la fama han sustituido con creces el concepto de «linaje» en lo que se refiere al estatus social de una persona. Sin embargo, en Oriente, y por supuesto en India, el sistema de castas continúa, y la igualdad sigue sin ser una realidad para las mujeres de entornos pobres. En Europa muchas personas se quejan del influjo de otras nacionalidades sobre su cultura, pero todas y cada una de ellas deberían pasar un día en las calles de Delhi antes de juzgar a los demás por intentar buscarse una vida mejor.

Además, considero que querer ser «mejor» es una consecuencia de la innata naturaleza competitiva de los humanos, ya tenga que ver con la clase o con la riqueza. Si somos sinceros con nosotros mismos, casi todos hemos sentido en algún momento la necesidad de impresionar con nuestro dinero, nuestras posesiones o nuestro talento. Seguro que ya desde que vivíamos en chozas de barro existía alguna envidia vecinal hacia la mujer que tenía la cacerola más grande para cocinar o hacia el cazador que llevaba a casa el mamut más grande para meterlo en ella. Así que no creo que eso vaya a desaparecer de un día para otro.

5) Aunque no siempre tienen las cosas fáciles, sus personajes femeninos suelen poseer una gran fuerza interior. ¿Cree que el sufrimiento y la pérdida pueden hacernos más fuertes?
Desde luego. Si nunca conoces la tristeza, no puedes apreciar por completo qué es la felicidad. Por supuesto, hay grados de sufrimiento y pérdida que jamás le desearía a nadie, pero experimentar dificultades en la vida hace que continuemos siendo humildes y que apreciemos lo que tenemos. Yo, sin duda, he pasado por etapas complicadas en la vida. Por ejemplo, escribí mi primera novela mientras me recuperaba de una enfermedad grave y estando a punto de que me expropiaran la casa. Creo que todo eso me hace sentirme mucho más agradecida por lo que he conseguido desde entonces.

6) Al menos tres de los personajes tienen algún tipo de «don espiritual» que no puede explicarse con facilidad. ¿Cree que tales «dones» existen en realidad?
Seríamos muy arrogantes si pensáramos que en la vida todo puede explicarse recurriendo a la ciencia y a los hechos objetivos. Estoy muy abierta a la idea de que esos «dones», en efecto, existen y, simplemente, nosotros no llegamos a entenderlos del todo. Yo he tenido experiencias muy extrañas que no pueden atribuirse sin más al puro azar. Por ejemplo, aunque sabía que varios antepasados míos habían vivido en India a principios del siglo anterior, lo cierto es que no conocía ni un solo dato más sobre ellos, ni siquiera sus nombres. Sin embargo, justo después de que hubiera terminado el primer borrador de La rosa de medianoche, mi madre vino a visitarme y me dijo que me sentara y me preparara para recibir una buena sorpresa; a continuación me enseñó un precioso álbum de fotos que acababa de encontrar en el desván. Es una crónica en imágenes de las experiencias de mi tatarabuelo, que fue oficial de la Armada Británica en India durante los días del Raj. Las fotografías no solo mostraban muchos de los lugares que yo había utilizado en la novela, sino que en ellas también aparecían varios miembros de la familia llamados «Donald», «Daisy», «Violet» y «Maud», nombres que yo había elegido al azar para cuatro de los personajes principales del libro. Y por si fuera poco, a partir de las fotos pude ver que mis antepasados «encajaban» físicamente con los personajes que yo había creado. ¿Cómo puede explicarse todo eso?

7) Gran parte del libro está ambientada en la década de 1920. ¿Qué es lo que le resulta tan fascinante de ese período histórico? ¿Le gustaría haber vivido en aquella época?
Siempre me han encantado las obras de F. Scott Fitzgerald, que escribió de manera muy evocativa sobre esa etapa. Y, por supuesto, «Downton Abbey», algunos de cuyos capítulos están ambientados en 1921, el mismo año en que transcurre La rosa de medianoche. Si yo hubiera sido joven y hubiera gozado de una posición relativamente acomodada en aquella época, habría adorado la ropa que lucían las mujeres y el hecho de que los hombres «fueran hombres» y las tratasen con respeto. Sin embargo, habría detestado que lo único que se esperase de nosotras fuera que estuviéramos «guapas», que nos mostráramos dóciles y que apenas tuviéramos derechos. Y, por supuesto, la inevitable y terrible tasa de mortandad de miembros masculinos de la familia durante la Primera Guerra Mundial. Si hubiera perdido a mi marido o a alguno de mis hijos, no puedo ni empezar a imaginarme la intensidad que habría alcanzado el dolor.

8) ¿Cuál es su personaje favorito de esta novela y por qué?
Anahita. De hecho, es probable que sea el personaje que más me gusta de todas mis novelas. Es muy dulce, leal y lista, capaz de aceptar que solo podemos controlar nuestro destino hasta cierto punto. Además, sigue lo que le dice su intuición, y esa es una forma de vivir que a mí me resulta muy natural.

9) ¿Cuáles diría que son los temas principales del libro?
Si tuviera que elegir uno, sería el del amor frente al deber. Los destinos de varios personajes dependen del conflicto que tan a menudo se plantea entre esos dos conceptos. Además, también quería escapar de los clichés de mi género explorando a través de Rebecca lo fácil que es creer lo que nos ponen delante cuando, en verdad, la realidad es completamente distinta. Yo lo llamaría el efecto «humo y espejos».

10) ¿Cree en los remedios alternativos, como la medicina ayurvédica que practica Anahita?
Fui testigo de la práctica de la medicina ayurvédica en India y empecé a investigar un poco al respecto. Todavía se utiliza y se reconoce a lo largo y ancho de todo el país como el principal método de tratamiento fuera de la medicina convencional. Por supuesto, siempre habrá casos en los que se necesiten la medicina moderna y las técnicas quirúrgicas. Pero estoy convencida de que solo es posible que los remedios antiguos hayan sobrevivido durante miles de años si hay algo en ellos que funciona de verdad.

11) ¿Cree que la intuición de una madre, como en el caso de Anahita en cuanto a su hijo, suele acertar?
Sí, lo creo de verdad. Es una de las fuerzas más poderosas del planeta. Si se les preguntara, todas las madres podrían contar una anécdota sobre una intuición que tuvieron respecto a su hijo y que resultó ser acertada.

12) ¿Les coge mucho cariño a sus personajes?
¡Muchísimo! Los vivo y los respiro mientras escribo, y siempre que termino un libro me siento perdida sin ellos. Además, nunca sé muy bien cómo van a terminar sus historias hasta que llego al final. En el caso de Anahita en La rosa de medianoche, me senté y comencé a teclear, sin tener muy claro por qué estaba escribiendo ese desenlace. Estuve a punto de borrarlo, pero de repente supe que tenía que suceder. Lloré como una niña durante unas dos horas después de terminar el epílogo. Para mí, es el final más emotivo que he escrito nunca.

13) La rosa de medianoche tiene una enorme cantidad de personajes, ¿cómo les sigue la pista a todos mientras está escribiendo?
La respuesta más sencilla es que ¡no se la sigo! Tal vez suene extraño, pero es como si los personajes me guiaran. No tomo notas, no trazo líneas cronológicas ni escribo guiones, ocurre todo dentro de mi cabeza.

14) En el libro, Rebecca se enfrenta al impacto que el éxito y la fama tienen en su vida y en sus relaciones. Como autora superventas, ¿ha experimentado alguna de esas dificultades?
Cuando era más joven, fui actriz de teatro y televisión, así que cuando empecé a escribir ya había experimentado lo que era estar en el candelero. Además, tengo varios amigos íntimos que son celebridades en sus respectivos campos o que están casados con personas que lo son, de modo que también he aprendido de sus experiencias. El propio concepto de fama me aterra, así que, durante su escritura, sin duda vertí en Rebecca ciertos paralelismos conmigo en cuanto a su forma de experimentar la popularidad. Para ser sincera, no entiendo que alguien sea capaz de hacer casi cualquier cosa por buscar la fama por la fama, como parecen hacer hoy en día las estrellas de la telerrealidad. Yo valoro y protejo mi vida privada y a mi familia, ¡son los que me mantienen cuerda!

15) Creo que Astbury Hall está basado en el castillo Howard, de Yorkshire. ¿Lo ha visitado? ¿Cómo llevó a cabo la investigación para esa parte de la novela?
Sí, he visitado el castillo Howard, que fue diseñado por Vanbrugh. Hay otra casa preciosa, Seaton Delaval, en Northumberland, que también es de Vanbrugh y que pertenecía a un buen amigo nuestro. Hace poco que tuvo que vendérsela al estado, porque los gastos de mantenimiento y restauración eran demasiado altos. Astbury Hall es una mezcla de ambas.

16) ¡Qué final tan increíble! Lloré después de leerlo. Me acompañó durante mucho tiempo; de hecho, todavía me acompaña. Sin revelar nada, por supuesto, ¿cómo fue escribirlo?
Uf… Nunca olvidaré la escritura de ese final. Había acabado la historia y sabía que tenía que completar el círculo haciéndolo regresar a Anahita. Es muy extraño que todos los habitantes de mi ridículamente ruidosa casa estén fuera al mismo tiempo, pero ese día fue así. Comencé a teclear, algo también extraño, porque por lo general dicto, y después de más o menos una página, me di cuenta de que no entendía por qué estaba escribiendo acerca de Anahita y hospitales. Estaba a punto de borrarlo cuando de pronto lo supe. Redacté la última página con las mejillas empapadas de lágrimas, y me pasé el resto de la tarde sin parar de sollozar, porque era incapaz de soportar aquella tragedia. Entonces se lo di a mi marido, que había leído el resto del libro, y él, que no suele hacerlo, también rompió a llorar. No puedo ni plantearme volver a escribir un final tan conmovedor. Incluso mis editores en Estados Unidos y el Reino Unido, ambos hombres, me dijeron que se habían convertido en un mar de lágrimas.

17) ¿Cree que La rosa de medianoche podría tener una banda sonora que introdujera aun más al lector en el ambiente? Si es así, ¿qué dos canciones (una para cada lugar) elegiría?
Cuando estaba escribiendo La rosa de medianoche, siempre tenía «Annie’s Song», de John Denver, en la cabeza. Su letra se ajusta muy bien a la relación entre Anahita y Donald. También la música que utilicé para el vídeo sobre La rosa de medianoche. Es Scheherezade, de Rimsky Korsakov, una de mis piezas de música favoritas de todos los tiempos.

18) ¿Por qué tituló el libro La rosa de medianoche?
En la novela, Donald planta un rosal para Anahita en Astbury Hall. Muchos años más tarde, Rebecca lo ve y Anthony le explica que esas rosas de color oscuro florecen desde que él tiene memoria…