Hermannsburg y Albert Namatjira

En La hermana perla, CeCe encuentra las raíces de su familia en un pequeño asentamiento situado en el inmenso Centro Rojo de Australia: la Misión de Hermannsburg, cerca de Alice Springs. Allí, descubre la figura del hijo predilecto de la misión, Albert Namatjira, el artista aborigen australiano más famoso del siglo XX.

La Misión de Hermannsburg, cerca de Alice Springs, en el corazón de Australia.

Explorando el interior desértico de Australia, cerca de Alice Springs, bajo el calor de enero.

Hermannsburg fue una misión luterana fundada en 1877 por unos pastores procedentes del norte de Alemania, pero no tardó en transformarse en un pueblo intercultural que acogía tanto la cultura europea como la arrente.

Uno de los primeros pastores, Carl Strehlow, que tradujo la Biblia a la lengua arrente, tuvo un hijo, Theodor (Ted), que en La hermana perla es amigo de mi personaje Charlie. Llegó a convertirse en un antropólogo famoso que consiguió llamar la atención de Australia sobre la cultura arrente.

El pastor Carl Strehlow y su esposa Frieda en los jardines de Hermannsburg en 1896.

Ted Strehlow con dos ancianos arrentes. Su libro, Songs of Central Australia —ahora descatalogado y casi imposible de encontrar—, es una de las compilaciones más completas de tradiciones orales arrente.

El pastor Albrecht se puso al frente de la Misión de Hermannsburg en 1922, y junto con Ted Strehlow, se encargó de apoyar a Albert Namatjira y a otros artistas aborígenes y lucho por la creación de más asentamientos aborígenes.

Albert Namatjira nació en Hermannsburg en 1902. A pesar de que lo bautizaron, mantuvo sus creencias espirituales arrente, así que a menudo se iba a «pasear» al interior con sus familiares y desaparecía durante varias semanas.

Albert Namatjira en su camioneta. Fotografía de Ern McQuillan.

Una imagen de Albert y su esposa Rubina (Rosie).

Cuando tenía diecisiete años, se escapó con una mujer de un grupo «de piel» diferente y se casó con ella. Tuvieron siete hijos supervivientes. Su esposa terminó bautizándose y recibió el nombre de «Rubina».

En 1934, el acuarelista Rex Battarbee visitó la misión y exhibió sus cuadros de la cordillera MacDonnell. Fascinado, Albert le pidió que lo enseñara y Rex lo tomó como discípulo. El talento de Albert no tardó el florecer, y celebró su primera exposición en solitario en diciembre de 1938.

Las acuarelas de Albert asombraron y desconcertaron a los círculos artísticos australianos. Los críticos no eran capaces de entender por qué un pintor aborigen utilizaba un estilo tan «europeo» y no la tradicional técnica de los puntos.

Dos de las acuarelas de Albert que representan los paisajes del entorno de Hermannsburg, con uno de los famosos eucaliptos fantasma en primer plano.

Albert inspiró a otros jóvenes artistas aborígenes y, más tarde, fundó la Escuela de Hermannsburg. Su fama creció y en 1954 se lo presentaron a la reina Isabel y al duque de Edimburgo en Canberra. Se dice que aquella mañana se levantó temprano para practicar las reverencias durante varias horas.

El 1957, Rubina y él se convirtieron en las primeras personas aborígenes a las que se les concedieron los plenos derechos de ciudadanía, unos derechos que se les negaron a todos los demás aborígenes, incluidos sus propios hijos, durante una década más. Sin embargo, la vida de Albert terminó de forma trágica. Llevaba años padeciendo problemas cardíacos y había tenido problemas de alcoholismo. En 1958, lo arrestaron y sentenciaron a seis meses de trabajos forzados por darle ron a un miembro de su tribu (acción ilegal bajo la legislación australiana de aquella época). Lo encarcelaron y perdió las ganas de pintar, pues se sumió en una profunda depresión. Murió poco tiempo después.

Albert dejó como legado una obra increíble, y hasta hoy muchos de sus descendientes son artistas por derecho propio.

En la actualidad, el pueblo de Hermannsburg es un recinto histórico protegido por el National Trust, así que todas sus hermosas edificaciones conservadas están abiertas al público y pueden visitarse, tal como hice yo mientras investigaba la historia de CeCe.

En el interior y el exterior de la capilla de Hermannsburg a la que «el señor D» lleva a Kitty en La hermana perla.

Historias reales que aparecen en el libro