El Sueño aborigen

Mientras recorría Australia durante mi investigación para la historia de CeCe, dos de las cosas que me causaron una impresión más profunda fueron la visión del mundo del pueblo aborigen y su extraordinaria conexión con la naturaleza.

Obra artística aborigen sobre el Sueño en el Uluru, cerca de Alice Springs.

Según las creencias aborígenes, la vida tal como la conocemos hoy es parte de una única red inmensa cuyos orígenes se retrotraen al gran espíritu de los Ancestros del Sueño (también conocido como el Tiempo del Sueño).

Las historias del Sueño se transmiten a través de canciones, bailes, ceremonias y narraciones, y así es como su abuelo —un anciano— le explica a CeCe sus orígenes en La hermana perla.

El Sueño es el comienzo de todo, el «tiempo anterior al tiempo». Los Seres Ancestros (normalmente de apariencia mitad animal, mitad humana) emergieron de la tierra, en tinieblas, y se encontraron con un paisaje completamente llano. Con ellos surgió también el sol, que lo inundó todo de luz para que los Ancestros pudieran ver por dónde caminaban mientras iban creando todos los ríos, las montañas, los árboles y los valles. Después formaron a las personas, los animales y las plantas. Crearon el Agua, el Aire, la Tierra y el Fuego, y por último hicieron la Luna y las Estrellas.

Agotados tras el esfuerzo, los Ancestros volvieron a sepultarse en la tierra para dormir. Algunos de sus espíritus regresaron para habitar los árboles, las cuevas, las colinas y otros elementos del paisaje natural convirtiéndose así en lugares sagrados.

Cada uno de los grupos aborígenes que comparten lengua tiene sus propias historias, sus propios lugares sagrados y creencias espirituales, pero todos ellos están conectados a través del Sueño.

Durante más de cincuenta mil años, los pueblos aborígenes fueron los guardianes de la tierra y vivieron en una reciprocidad simbiótica con la naturaleza. Cada grupo tiene sus propias ceremonias de iniciación, en las que a los chicos y chicas de trece años se les enseñan las canciones y las danzas sagradas, y también se les responsabiliza de un animal o planta. De esa manera, todo ser vivo está protegido y mimado, y se crea una cadena de supervivencia que atraviesa el continente entero.

Tjurunga

A los chicos que se iniciaban en la edad adulta se les entregaba una piedra tjurunga, una piedra o un objeto de madera pulidos y grabados con un tótem que simboliza lo que debes proyectar. Tjurunga podría traducirse aproximadamente como «secreto oculto».

Albert Namatjira, por ejemplo, era de la familia de las hormigas melíferas voladoras, y en La hermana perla los ancestros de CeCe también cuidaban de esos insectos, que no son solo una parte vital del ecosistema australiano, sino que además se consideraban una fuente de alimento y contaban con sus propias tradiciones del Sueño.

Cuadro de Clifford Possum Tjapaltjarri llamado El Sueño del Agua. En La hermana perla, Clifford Possum es amigo de mi personaje Francis.

En La hermana perla, CeCe viaja a Alice Springs y Hermannsburg, en el Territorio del Norte, y allí descubre la cultura del pueblo arrente y su veneración por las Siete Hermanas. Cuando yo visité esa zona, me quedé impresionada ante las imágenes de las Siete Hermanas que daban la sensación de aparecer en casi cualquier sitio. Igual que CeCe, sentí que había llegado al centro de ese poderoso mito global.

Historias reales que aparecen en el libro