EL ARTE DEL FLAMENCO

Estos son los cuatro ingredientes fundamentales del flamenco: la guitarra, el cante, el baile y, por último, «el duende» (el alma). El duende brota de las emociones más profundas, es una fuerza misteriosa que no puede articularse, solo puede sentirse y expresarse por medio del flamenco.

Sentí el duende cuando vi a los bailarines de flamenco en las cuevas del Sacromonte de Granada y, a medida que adquiría más conocimientos sobre la historia de esta forma de arte, fui descubriendo que estaba inextricablemente unida a la experiencia de los gitanos españoles.

Cantar y bailar son dos de los pilares fundamentales de la cultura gitana. El flamenco no es solo un arte musical, también es una forma de vida, un conjunto de actitudes, un temperamento y una pasión.
Los romances gitanos evolucionaron con el tiempo hacia la música flamenca que conocemos en la actualidad, y los gitanos mantuvieron las antiguas canciones vivas transmitiéndolas de padres a hijos o vendiendo pliegos con romances de pueblo en pueblo.

Durante mi investigación me topaba una y otra vez con los mismos nombres. Esto se debe a que había veinticinco familias flamencas importantes, y la mayor parte de los artistas estaban emparentados unos con otros de algún modo. La comunidad flamenca estaba muy unida, y a menudo se reunían en las Cuevas Sagradas del Sacromonte para celebrar su arte.

En 1922 el compositor Manuel de Falla organizó un concurso de flamenco en Granada para buscar nuevos talentos. Lo llamó Concurso de Cante Jondo y se celebró en la magnífica Alhambra. Este acontecimiento histórico, en el que participaron tanto aficionados como profesionales, fue el que encendió la chispa de la inspiración para el inicio de la trayectoria de Lucía hasta convertirse en la bailaora de flamenco más famosa de su generación.

La Alhambra de Granada, donde se celebró el gran concurso de flamenco en 1922.

Historias reales que aparecen en el libro